Con la muerte de Ziad Rahbani, el Líbano pierde a un “artista total”

El pianista, compositor y dramaturgo libanés, hijo de la diva Fayrouz y heredero de una distinguida familia de músicos, falleció el 26 de julio a los 69 años. Fue un cronista comprometido y satírico de las fracturas del Líbano durante la guerra civil. Con una obra prolífica y vanguardista, insufló nueva vida a la música árabe, según “L'Orient-Le Jour”, el principal diario francófono de Beirut.
No se trata simplemente de la muerte de un hombre, sino de la desaparición de un prisma. Aquel a través del cual toda una generación aprendió a reírse del absurdo, a lamentar la injusticia y a escuchar de forma diferente. Ziad Rahbani falleció como vivió: en un silencio que lo dice todo, lejos del bullicio mediático, dejando tras de sí una obra densa, una estela de intransigencia y un vacío que resuena en las calles de Beirut y en los bastidores de todos los teatros en los que dejó su huella.
Ziad Rahbani nació el 1 de enero de 1956 en una familia ya coronada por la gloria artística. Hijo prodigioso de Fayrouz [ahora de 90 años, considerado uno de los cantantes más grandes del mundo árabe] y el compositor Assi Rahbani, creció en un ambiente impregnado de música, poesía y compromiso político.
Desde muy joven, demostró un talento precoz para la escritura, la sátira y la composición. Asistió al prestigioso Collège Notre-Dame de Jamhour, una institución jesuita francófona [en Beirut], donde se distinguió tanto por su espíritu crítico como por su originalidad provocadora. Fue durante su adolescencia cuando comenzó a componer, escribir y cuestionar el orden establecido, un perfil que ya era contracorriente.
Ziad podría haberse contentado con ampliar la liga
Courrier International