¿Cómo podemos convertir a Europa en una potencia mundial en investigación?

Europa tiene una oportunidad única: atraer a académicos radicados en Estados Unidos. Sin embargo, todo indica que corre el riesgo de desperdiciar esta oportunidad. Hoy en día, más de 100.000 europeos con doctorado trabajan en Estados Unidos. Conscientes de este fenómeno, los gobiernos y las universidades europeas están multiplicando las convocatorias de programas destinados a atraer a estos investigadores expatriados. Sin embargo, para aquellos familiarizados con el sistema universitario estadounidense, estos esfuerzos parecen demasiado modestos.
El lunes 5 de mayo, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció un programa de dos años de duración y 500 millones de euros destinado a atraer investigadores internacionales. Pongamos esa cifra en perspectiva: en Estados Unidos, muchas universidades operan con un modelo de dotación, una especie de gran cuenta de ahorros, gastando alrededor del 4% de esa cantidad cada año mientras aumentan el capital restante.
El programa "Choose Europe" equivale así a una rentabilidad anual de una dotación de unos 250 millones de euros, muy por detrás de las dotaciones anuales de universidades como Harvard, Princeton o Yale. Esta cantidad está más en línea con el desempeño de la Universidad Estatal de Ohio.
No sólo la inversión europea es modesta, sino que la brecha salarial actual entre continentes es enorme. Un profesor titular de la Universidad Complutense de Madrid gana alrededor de 35.000 euros al año. En la Universidad de Michigan, el salario medio de los profesores es de 207.000 dólares [186.000 euros] al año. Así, en cuatro años un profesor de Michigan gana más que un profesor titular de español en veinte años. Una brecha considerable.
Combatir el fuego con fuegoCiertamente, algunos países europeos, como Dinamarca, pagan a sus académicos mejor que Francia, Italia o España. Pero incluso allí, la balanza generalmente se inclina a favor de Estados Unidos. Convencer a los investigadores europeos expatriados de que abandonen sus laboratorios estadounidenses y trasladen a sus familias a Europa requerirá más de lo que se ofrece actualmente. Si bien los presupuestos reflejan prioridades, Europa no está realmente poniendo en práctica sus palabras.
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Le Monde