Un hotel de ambiente familiar a dos mil metros de altitud y apto para todos los bolsillos

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Un hotel de ambiente familiar a dos mil metros de altitud y apto para todos los bolsillos

Un hotel de ambiente familiar a dos mil metros de altitud y apto para todos los bolsillos

La temporada 2024-25 finalizó el pasado 4 de mayo, pero el hecho de que ya no se pueda esquiar –queda algo de nieve, para lanzarse unas bolas y eso, no para más- no significa que Sierra Nevada deje de tener alicientes. Ni sitios para quedarse. Hay de lo uno y de lo otro.

El principal aliciente del verano es la práctica ausencia de calor. En Granada, en julio y agosto, los termómetros suben con frecuencia de los cuarenta grados. Sin embargo, como se sabe, a más altitud, más baja la temperatura. Está comprobado que la diferencia térmica entre la capital y la sierra es de unos diez grados.

Eso quiere decir que en Pradollano, situado a 2.100 metros sobre el nivel del mar, no se van a superar los treinta, que es algo bastante razonable, y también que por la noche, cuando caiga el mercurio, se bajará hasta los 14 o así. Y en esa tesitura, hasta se agradece un poco de abrigo.

Si se nombra específicamente a Pradollano no es por casualidad, sino porque allí se concentra la actividad en los meses de verano, cuando la mayoría de los apartamentos turísticos y están desocupados y muchos hoteles han cerrado temporalmente sus puertas. Los que quedan, no obstante, son de bastante categoría. Y entre ellos, el Apartahotel Trevenque es el de más solera.

Fachada principal del apartahotel sierranevada.es

Reabre el 12 de julio, una semana antes de que lo hagan los remontes –un telecabina y un telesilla- que permiten subir hasta más allá de los tres mil metros, en un paraje precioso desde el que se divisa la cumbre más alta de la península, llamada Mulhacén, y que permite, con poco esfuerzo, llegar hasta el segundo pico más alto de la cordillera penibética, el Veleta.

No es exagerado decir que el Trevenque es una institución en la sierra granadina. Es un hotel de hechuras clásicas, con salones de enormes ventanales desde que se contempla un paisaje a esas alturas no nevado, pero sí verde y precioso. Tiene además acceso directo al aparcamiento público de la estación, que en verano es gratuito.

Dispone de 72 habitaciones bien equipadas, que normalmente disponen de una estancia con la cama doble, un baño y un salón. Pero bastantes tienen además una cama adicional para otras dos personas y una cocina, lo que convierte al Trevenque en un lugar excelente para pasar un fin de semana en familia.

Excelente y no muy costoso. Lo del desayuno no es problema porque normalmente viene incluido en el precio y se sirve en un restaurante muy cercano. Pero si el visitante se quiere ahorrar el almuerzo o la cena en la calle, no sólo para que no se resienta el bolsillo sino también el estómago, puede utilizar la cocina del hotel para prepararse algo. Ni siquiera es necesario llegar allí cargado de bolsas, porque hay un par de supermercados en la Plaza de Andalucía, literalmente a dos pasos.

Detalle de una habitación en la que, al fondo, se puede observar la cocina y el fregadero sierranevada.es

Junto al apartahotel hay una piscina que por las noches se cubre para que el agua no esté demasiado fría. Es un sitio estupendo para pasar un par de horas, descansando en las tumbonas dispuestas en el jardín y dándose de vez en cuando un chapuzón. Hay que andarse con cuidado con el sol: a 2.100 metros de altitud puede llegar a picar bastante, aunque la sensación térmica no sea de demasiado calor. La piscina está vigilada por socorristas, así que tampoco hay que andarse con veinte ojos si se va con niños.

El entorno es magnífico y está lleno de posibilidades. Los que quieran algo más que subir al Veleta tienen muy cerca la posibilidad de descubrir joyas como la Laguna de las Yeguas, accesible por un sendero que se recorre en poco más de media hora desde la parada del telesilla. Todo allí está muy verde, se respira tranquilidad y silencio y se pueden ver vacas pastando con pasmosa tranquilidad.

Más allá aún, los llamados Lagunillos de la Virgen, incluido el lagunillo Misterioso, del que parte el río Dílar. El camino para llegar hasta allí es más pedregoso y menos asequible. Eso, por mencionar sólo algunos de los centenares de senderos –no es exageración- que se pueden recorrer y que permiten llegar, de hecho, hasta Trevélez, en la comarca de la Alpujarra. Si se quiere programar la cosa con calma, lo suyo es pasar una noche en algún refugio para no terminar reventado.

Como solía decir a sus subordinados el jefe de policía de la añeja serie televisiva 'Hill Street Blues', tengan cuidado ahí afuera. O ahí arriba, como se prefiera. Aunque haga un día espléndido y no se vea ni un pequeño nubarrón en el cielo, siempre hay que ir preparado. A tres mil metros de altitud, los cambios pueden llegar a ser muy bruscos. Imprescindible llevar una gorra, crema solar, agua, un teléfono móvil cargado y algo de ropa de abrigo.

Visitar la Laguna de las Yeguas y los Lagunillos de la Virgen es uno de los alicientes g. ortega

Es terreno para quienes gustan de andar, pero también para que prefieren correr y para los amantes de la bici. De hecho, en verano abundan los campeonatos de montaña, pruebas en las que casi nunca se corre o se pedalea sobre llano. Al margen de eso, sin competir, a muchos ciclistas les encanta llegar hasta arriba del todo y aprovechar luego los enormes desniveles para poner sus máquinas –silenciosas, menos mal- a prueba y alcanzar velocidades de vértigo.

Después de tanta actividad –o sin necesidad de ella, que los hay que quieren únicamente descansar- en Pradollano hay una oferta gastronómica interesante y válida para todos los públicos. Hay bares de tapas como la bodega Casablanca –muy recomendable su ensaladilla rusa- locales muy frecuentados y válidos para platos combinados como el Vertical, que además dispone de unas camas elásticas ideales para el público menudo y unos sillones muy confortables para que los mayores hagan la sobremesa, y pizzerías para todos los públicos como el Ci vediamo.

Todo eso se puede hacer teniendo como base el Trevenque, que en verano es bastante más barato que en invierno. Un fin de semana en una habitación para tres personas con cocina, desayuno incluido y la piscina disponible por un pequeño suplemento, sale por poco más de 250 euros, un precio que en la costa es francamente difícil de encontrar. Más barato y menos masificado, así es el Trevenque.

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