Concordia, el pueblo antioqueño que antes se llamó Comiá y que ofrece increíbles planes turísticos
En el Suroeste antioqueño, una de las regiones más reconocidas del departamento por su riqueza natural y cultural, se encuentra un municipio que no siempre llevó su nombre actual. Se trata de Concordia, un destino ubicado a 97 kilómetros de Medellín, lo que equivale a un viaje de poco más de tres horas en automóvil.
Según la Gobernación de Antioquia, Concordia fue inicialmente un caserío llamado Comiá. Este asentamiento fue fundado por los colonizadores Manuel Herrera y Juan José Restrepo Uribe, en 1838. La entidad señala que el territorio original de Concordia era tan extenso que dio origen a otros municipios del suroeste antioqueño, como Betania, Hispania, Salgar, Betulia, Ciudad Bolívar, Andes y Jardín.
Con una población cercana a los 20.000 habitantes, el municipio es conocido popularmente como el balcón cívico del suroeste. Este apodo se debe a su ubicación privilegiada a 2.000 metros de altura, que lo transforma en un gran mirador para observar los hermosos paisajes de la zona.

Concordia, Antioquia. Foto:Antioquia es Mágica.
Culturalmente, Concordia ostenta un título destacado: es reconocido como la cuna de la trova. Esta distinción se debe a que es la tierra de Ñito y Salvo Ruiz, precursores de esta muestra cultural tan popular en la región.
Entre sus principales atractivos turísticos se encuentra el Alto de la Cruz, situado a 12 kilómetros del casco urbano. Desde este punto, es posible observar todo el paisaje de manera panorámica y divisar municipios cercanos como Armenia, Titiribí, Pueblo Rico, Tarso y Cerro Tusa. Al sitio se puede llegar haciendo senderismo con una caminata de unos 20 minutos.

El municipio de Concordia, Antioquia. Foto:Alcaldía de Concordia
Otras opciones para los amantes de la naturaleza incluyen el cañón del río Cauca, la reserva natural La Nitrera, destacada por su diversidad en fauna y flora, y el salto de Magallo. Esta caída de agua, ubicada a 12 kilómetros de la cabecera municipal, tiene una imponente caída de unos 80 metros de altura.
El municipio también es un destino ideal para disfrutar del paisaje cafetero gracias a sus múltiples fincas y cafetales.
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