No son Ozempic o Wegovy para la delgadez, aclaran

BILBAO (EFE).— El canadiense Daniel Drucker, uno de los “padres” de medicamentos como el Ozempic y el Wegovy, asegura que le preocupa que se vincule la buena salud con la delgadez como objetivo último.
“La salud significa muchas más cosas, no solo cuántos kilos pesas”, alerta.
Esta vinculación y la obsesión por la estética pueden ser algo “muy peligroso”, sobre todo entre los jóvenes, advierte el investigador en una entrevista en la que señala que es sobre todo en este colectivo en el que hay que ser muy contundente a la hora de promover conceptos holísticos de la salud, no solamente la delgadez.
Drucker, del Hospital Monte Sinaí de Toronto, viajó a Bilbao para recibir hoy jueves el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Biología y Biomedicina, junto a Joel Habener (Universidad de Harvard), Jens Juul Holst (Universidad de Copenhague) y Svetlana Mojsov (Universidad de Rockefeller en Nueva York).
Todos estuvieron detrás de los descubrimientos biológicos fundamentales que hicieron posible el desarrollo de nueva generación de fármacos eficaces contra la diabetes tipo 2 y la obesidad.
El trabajo conjunto de los cuatro galardonados ha revelado en concreto la función biológica de la hormona conocida como GLP-1, producida en el intestino delgado tras la ingestión de alimentos y que tiene un papel clave tanto en el mantenimiento de los niveles de glucosa como en la regulación de la sensación de apetito.
Drucker lleva décadas investigando en este campo. “Cuando empecé era muy joven, tendría unos 28 años. Llevo estudiando esta hormona 40 años y seguimos aprendiendo cosas nuevas todos los día”, afirma el científico, quien no obstante admite que nunca se imaginó un éxito así.
“Ninguno de nosotros —en referencia a sus compañeros premiados— podíamos predecir el impacto, realmente ha sido una historia fantástica”, dice.
El jurado de los Premios Fronteras del Conocimiento habla de revolución farmacológica para justificar su fallo y Daniel Drucker apoya esta afirmación. Cuando él empezó —relata— no había más de cuatro o cinco medicamentos que podrían hacer perder peso un 5%, pero hoy, con los nuevos fármacos, existe una pérdida de peso sin precedentes, que ayuda además a reducir ataques al corazón y la enfermedad renal, complicaciones de la obesidad y la diabetes.
Drucker reconoce que no solo celebra el éxito de GLP-1, sino que le preocupa lo que puede ir mal, “por eso tenemos que tener mucha cautela en mal representar la salud en forma de una persona delgada como nuestro objetivo último”.
Asegura ser un médico muy conservador y basar sus decisiones en los beneficios del fármaco, pero solo aquéllos que se han demostrado en grandes ensayos clínicos. En este sentido explica que no hay datos para apoyar a quienes, por ejemplo, dicen que tienen una boda en dos meses y quieren perder siete kilos. “Como científico conservador doy prioridad a la utilización del fármaco donde se han demostrado los beneficios para enfermedades serias”.
Sus descubrimientos y los del resto de los premiados no son exclusivos de la diabetes y la obesidad, ya que han abierto un nuevo campo de investigación que explora su potencial frente a otras enfermedades. Por ejemplo, se está evaluando el uso de medicamentos análogos al GLP-1 para el tratamiento de trastornos neurológicos y la adicción.
Uno de los retos ahora es trasladar estos medicamentos a los países en desarrollo. “Si queremos mejorar la salud global hay que pensar de una manera diferente, como se hizo con el VIH en su día o la hepatitis”.
“Hay muchas personas que han hecho cálculos y han dicho que si se introducen en el Sur y en partes de África se podrían salvar más de un millón de vidas al año”, por eso deben sentarse en la mesa la Organización Mundial de la Salud, fundaciones y gobiernos, y pensar más allá de lo establecido.
Drucker, también Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2024, asegura ser optimista, siempre lo es, pero admite que ésta no es una conversación sencilla, aunque sí necesaria.
En Bilbao, como en Oviedo, subirá al escenario a recoger el premio la investigadora Svetlana Mojsov, quien no fue incluida en otros galardones sobre los mismos hallazgos.
Preguntado sobre si se repara así una injusticia, Drucker opina que los comités de los premios son muy diferentes. “Si nos fijamos en la historia del GLP-1, algunos premios en el pasado no reconocieron a la profesora Mojsov y algunos actualmente sí, pero no a otras personas”.
“Creo que en los últimos tres años ha habido mucho reconocimiento a muchas personas que hicieron contribuciones muy importantes (…). Estoy encantado de ver su reconocimiento (el de Mojsov) y el de muchos más colegas”.
El GLP-1 Trastornos neurológicos
Se evalúa si podría ser eficaz para reducir la inflamación en el cerebro y combatir así el alzhéimer y el párkinson.
En estudio
Por un lado, se ha comprobado que los medicamentos basados en la hormona GLP-1 tienen un potente efecto antiinflamatorio, y se cree que por esa razón serían eficaces para reducir la inflamación en el cerebro y combatir así el alzhéimer y el párkinson.
Ensayos clínicos
Se han realizado cinco ensayos clínicos con párkinson, tres fueron útiles y dos no, por tanto aún es pronto para saber a “ciencia cierta” la utilidad de esta hormona para este trastorno. En alzhéimer hay en marcha dos grandes ensayos, con más de 3,000 participantes.
Los resultados, subraya Daniel Drucker, podrían estar en seis meses, “vamos a cruzar los dedos y esperemos que haya beneficios positivos”.
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