Nayra, enfermera: "Si te levantas y comes sin cepillarte los dientes estás tragando bacterias y toxinas"
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Es un hábito en nuestra rutina matutina. Tomar un café o ingerir algún alimento nada más abrir los ojos es un gesto común cada mañana. Muchos lo hacen incluso antes de hablar, como si el cuerpo lo necesitara para activar el cerebro tras horas de sueño. Sin embargo, esta costumbre matutina tan instaurada, y socialmente normalizada, suele llevarse a cabo ignorando un paso clave para el bienestar general.
Desayunar sin lavarse antes la boca parece un gesto inofensivo, pero lo que ocurre mientras dormimos lo convierte en todo lo contrario. Durante la noche, la producción de saliva se reduce de forma natural, lo que permite que la boca se convierta en un entorno ideal para la proliferación de bacterias y toxinas, tal y como asegura la enfermera integrativa Nayra Gómez.
“Si te levantas y comes sin cepillarte los dientes, estás tragando bacterias, toxinas y compuestos inflamatorios acumulados durante la noche. Todo eso va directo a tu estómago e intestino y puede alterar tu microbiota y aumenta la inflamación en todo tu cuerpo (acné, hinchazón abdominal, niebla mental, fatiga)”, asegura Gómez.
Adoptar el hábito del 'oil pulling'Por este motivo, afirma que “el primer gesto antiinflamatorio del día empieza en tu boca” y aunque puede parecer un detalle sin importancia, “tiene un gran impacto en tu salud digestiva e inflamatoria”. Saltarse el cepillado de dientes antes del desayuno tiene efectos que van más allá de la higiene bucal. Como alerta esta enfermera integrativa, las consecuencias son claras: “Microbiota alterada, disbiosis intestinal, más carga tóxica para tu hígado y sí… más inflamación crónica silenciosa”.
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Todo empieza en la boca, y por eso ella recomienda adoptar un hábito sencillo, pero eficaz como el oil pulling, una técnica tradicional que implica enjuagarse con dos aceites naturales. Esta práctica milenaria, según explica, ayuda a reducir la carga tóxica acumulada durante la noche. “El aceite de coco es antimicrobiano y antifúngico, mientras que el orégano tiene potentes propiedades antiinflamatorias y antifúngicas”, añade. “Juntos, actúan como un equipo perfecto para reducir la carga tóxica en la boca y prevenir la proliferación de patógenos que pueden afectar tu microbiota intestinal”, concluye. Un gesto pequeño con beneficios que se extienden más allá de la boca.
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