El 'botón nuclear' que puede usar la UE contra la economía de Estados Unidos: «Evoca un destrozo masivo»
El pulso arancelario entre Europa y Donald Trump, desatado en abril, sigue generando episodios tensos. El último capítulo ha sido el nuevo aplazamiento del ultimátum estadounidense al 1 de agosto, acompañado de una amenaza de imponer aranceles del 30 % a productos europeos. Aunque esta advertencia no ha evitado que algunos sectores ya hayan recibido castigo: el acero, el aluminio y los automóviles están en el punto de mira.
Pero en medio de este tira y afloja hay un recurso con el que cuenta la Unión Europea, es lo que popularmente se conoce como bazuka y por su alto coste también recibe el nombre de ‘botón nuclear’, un recurso ‘in extremis’ que se guarda Bruselas en la manga para responder en caso de un fracaso en las negociaciones con Trump. Esta herramienta sería un elemento disuasorio frente a un contrincante que al parecer solo conoce el lenguaje de la coacción.
«Es necesario mostrar fuerza», declaró en abril el ministro de Asuntos Exteriores danés, Lars Lokke Rasmussen. «Si quieres la paz, tienes que prepararte para la guerra, y creo que ahí es donde estamos». Una postura compartida por Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea: «La UE tiene el poder de contraatacar» a Trump.
Funcionarios europeos ya discuten esta arma económica, cuyo objetivo potencial serían los gigantes tecnológicos y financieros estadounidenses. Sin embargo, para algunos actores hablar de ella es avivar el fuego de una guerra comercial que podría escalar peligrosamente. Olof Gill, portavoz de la Comisión Europea, confirmó que este Instrumento Anti-Coerción (ACI)-el bazuka- está sobre la mesa mientras se define la estrategia negociadora.
«La Europa actual depende comercialmente de China, energéticamente está vendida a Rusia y Estados Unidos, y recién ahora empieza a movilizarse en materia de defensa», señala a ABC Fernando Cortiñas, profesor del IE Business School. Al observar los números, la UE mantiene un amplio superávit comercial en bienes con EE.UU. Es decir, la UE gana más en bienes vendiendo a Estados Unidos que comprando, pero pierde más en servicios porque arrastra un déficit cercano a los 110.000 millones de euros en servicios, donde el dominio estadounidense en tecnología, software, licencias y finanzas es evidente.
«Las importaciones desde EE. UU. representan aproximadamente un 13 % del total europeo. No conviene enfadar a un socio que genera 165.000 millones de euros de saldo comercial positivo para Europa en bienes», explica Cortiñas. Por ello, el 'botón nuclear' solo se contemplaría como último recurso. «Sería una victoria pírrica. Lo que interesa es negociar. No obstante, “me gustaría ver, más allá de las siglas, una propuesta más concreta de la UE que pueda amedrentar a los EE.UU», añade.
Este mecanismo de represalia está disponible desde 2023. Inicialmente diseñado para responder contra China, jamás se ha activado y requiere la aprobación de al menos 15 de los 27 Estados miembros. El ACI contempla un amplio repertorio de contramedidas: restricciones al comercio de servicios, limitaciones a la inversión extranjera directa, aplicación de derechos aduaneros o presiones fiscales y regulatorias sobre plataformas digitales. También contemplaría limitar el acceso de los bancos estadounidenses al enorme mercado de contratación pública de la UE, lo que según ‘The New York Times’, supondría perder proyectos por miles de millones de euros al año.
Ya en abril, se dejó en suspenso un paquete de aranceles a productos estadounidenses por valor de 21.000 millones de euros, en aras de priorizar la negociación y evitar una 'guerra' perjudicial para ambas partes. Sin embargo, ante las amenazas recientes de Washington, Bruselas trabaja en un plan de represalia por más de 90.000 millones de euros. De agotarse esa vía, entraría en escena el temido 'botón nuclear'.
Maros Sefcovic, comisario europeo de Comercio y Seguridad Económica, ha señalado que los ministros europeos están mostrando una mayor disposición a reaccionar con firmeza si no se logra una solución pactada. Sin embargo, cuando se pregunta por su aplicación la respuesta es que esta opción existe, pero «aún no hemos llegado a ese punto», indicó Von der Leyen. En el fondo, se trata de un garrote que Bruselas preferiría no usar.
Pero, como recuerda NYT en una declaración que le hizo Ignacio García Bercero, ex funcionario comercial de la UE, si Trump cumple con su última amenaza con un 30% como arancel, eso empujaría firmemente al bloque europeo al abismoy a tener que reaccionar.
Cortiñas compara el estilo de Trump con el de un vendedor de coches usados que juega al póker con la política comercial global: «Está alterando todo el orden geopolítico surgido tras la Segunda Guerra Mundial». Europa, añade, bien podría diversificar sus importaciones —en especial en el sector energético y armamentístico—, pero hasta ahora ha pagado una suerte de 'peaje estratégico' para mantener a EE.UU. como nuestro hermano mayor en defensa.
«Si Trump se hace el malo, Europa no tendrá más remedio que endurecerse también. Pero sabemos que tenemos más que perder. EE.UU. ya es más grande que toda la economía de Europa en su conjunto y mantiene una ventaja comercial clara. Por eso Trump quiere imponer tarifas: aunque eso encarezca productos y alimente la inflación, también aumenta la recaudación del Tesoro estadounidense», explica Cortiñas. «El resultado sería peor para todos: los únicos que van a ganar más son los gobiernos que van a cobrar más por los conceptos de derechos aduaneros, pero el comercio bilateral va a disminuir y Europa es más sensible a este escenario».
Juan de Lucio Fernández, catedrático acreditado de la Universidad de Alcalá, matiza a ABC que «hay que ser precavidos en cuanto a la reacción que se adopta ante una política irracional al otro lado del Atlántico. Europa debe ser coherente con sus valores, principios y tradición. Eso no implica ingenuidad: hay herramientas eficaces que no equivalen al 'botón nuclear', y que deben desarrollarse para activarse de forma gradual, si resulta necesario».
Entre esas herramientas menciona el geoblocking —impedir operar a empresas que no tengan garantías de que la información de los usuarios está registrada en Europa y que no cumplan con las normativas europeas de protección de datos—, desarrollar sistemas que no son dependientes de los sistemas de pago americano, dificultar las inversiones externas a la UE o la exigencia de contenido tecnológico europeo en la fabricación de automóviles que se vendan en la región. «No son medidas de todo o nada como sería la idea de la 'opción nuclear' que evoca un destrozo masivo, sino herramientas calibradas».
Para Cortiñas, hablar de un 'botón nuclear' es, más que una amenaza real, parte de la retórica que busca contener a Trump. «El problema es que mientras Trump actúa y se retracta con agilidad, Europa es burocrática, rígida, y no puede desandar lo decidido sin provocar consecuencias diplomáticas. Europa pretende ser lo que no es Trump, y son 27 voces no una y, por lo tanto, tiene que cuidar mucho más el tono».
La guerra en Ucrania también condiciona la estrategia europea. «Aunque también es verdad que a Trump no le interesa perder la opción de cobrarse las armas de Ucrania con activos, explotaciones mineras y con una reconstrucción de Ucrania que quedaría en manos de empresas europeas y de EE.UU.», recuerda Cortiñas. Pero advierte: «En cualquier caso, lo que tiene que saber Trump es que no puede tirar de la soga demasiado porque se puede romper».
ABC.es