El Real Madrid pierde la eliminatoria, queda el prestigio: Olympiakos, a la Final Four (3-1)
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Perdió el Real Madrid el cuarto duelo, en un encuentro que comenzó brillante y terminó aceptablemente bien, a pesar de la derrota (84-86). El tramo intermedio fue una travesía del desierto en la que el equipo no dejó de creer, pero no podía rentabilizar sus buenas acciones de manera suficiente.
Por parte griega, supieron permanecer en el partido en sus fases menos brillantes, provocando una y otra vez faltas personales con tiros libres asociados que compensaban sus errores en los lanzamientos exteriores. Así que cuando afinaron la puntería, pareció que su victoria en Madrid sería sencilla. Olympiakos presenta candidatura al título.
Pero la enésima épica final del Real Madrid estuvo a punto de darle la vuelta a un partido que estaba casi perdido. No se consiguió, a pesar de disponer de un último lanzamiento triple. Pero el prestigio, ganado a pulso por este equipo, merece un respeto para lo sucesivo.
Primer tiempo notableEnfrentaba el Madrid el cuarto duelo ante Olympiakos, segundo en Madrid. Con las bajas de Deck e Ibaka, el resto eran de la partida. Por parte griega, cabía anotar el regreso de Fournier como nota más relevante.
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De salida, la novedad de Mateo consistió en la entrada de Feliz, en estado de gracia, por Facu. Los demás, los habituales. Así, con Abalde y Hezonja omnipresentes para un buen inicio blanco, contestado golpe a golpe por los griegos. Tavares cuidándose de cometer errores. Y le buscaban sus compañeros, finalmente vio aro y corriendo rápido la transición, abrieron un hueco, 14-8 en puntos pero sobre todo en las sensaciones, con lo que lo paró el juego Bartzokas y el triple siguiente de Fournier lo contestó Mario con otro, mientras que un mate de Fernando tras robo por la brillante defensa madridista alentaba el optimismo. Y en ataque continuó la buena onda, ya con la primera ronda de cambios, además del angoleño, con Llull o Facu, incluso Hugo al final, para liquidar el cuarto con una buena ventaja, 21-16 y aún mejor, con una presencia firme sobre el parquet ante el máximo favorito del continente.
Pero el segundo acto comenzó desastrosamente, con Mateo llamando a sus chicos a la banda con apenas 40 segundos transcurridos, la ventaja perdida y con ella, lo demás. Se apagó un tanto la luz colectiva en el ataque estático, con relativo éxito provocando faltas y elevando de nuevo el nivel defensivo, robo de Hugo y triple en carrera estilo Llull, para abrir brecha de nuevo.
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La intensidad sobre la pista crecía, la leña mutua comenzó a aparecer, un enfrentamiento junto al banquillo griego solventado con doble técnica, una a Garuba, otra al banquillo rival. Y justo después una falta más técnica a Bruno Fernando empezó a embarrar de nuevo el asunto. En esas Llull levantó a la parroquia con un nuevo triple copiando el anterior y forzando una falta en ataque. Pero todo ello no se tradujo en ventajas amplias, la igualdad seguía siendo la pauta. Después, un par de grandes acciones de Hugo, un triple y un alley-hoop asistido por Llull levantaba a la parroquia (33-27). También Olympiakos tenía algunos de sus jugadores enchufados, como Peters, que mantenían el tono de su equipo. Y un error desastroso de Tavares le regaló su tercera falta personal en el ecuador del cuarto, llevándolo de inmediato a descansar. Justo hoy que no se podía contar con Ibaka, malas noticias.
Eran aún peores, sin embargo, las procedentes de las personales cometidas, convertidas en un buen montón de tiros libres para los helenos.
Aunque las buenas nuevas provenían del lanzamiento exterior. Embocó Facu y el 38-30 ya animaba de nuevo al personal. Dobló el base Mateo, que con Facu y Feliz había obtenido excelentes resultados de un tiempo a esta parte, más Abalde y Mario, con Fernando al poste. Y la sucesión interminable de tiros griegos desde la línea de personal eran contestados con lanzamientos exteriores blancos, que conseguían mantener una cierta ventaja.
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Al descanso, 47-42 para los blancos, con un demoledor acierto madrileño en triples (8/13, 62%) que compensó la diferencia en tiros libres: 3 de 4 el Madrid por 17 de 19 Olympiakos. Mateo hizo participar con diez jugadores y una aportación positiva de todos ellos, destacando en juego combinativo (14 asistencias) y el coach griego usando a sus doce peones sin encontrar la combinación perfecta, aunque el botín de las faltas mantenía al equipo en perfecto orden de maniobra.
El primer minuto ya regala el primer desastre para los blancos: la cuarta falta de Tavares en un 2+1 sobre Fournier, que se estaba forrando entre unas cosas y otras, ya con los griegos por delante. El juego del Madrid era extremadamente sensible al lanzamiento exterior y así, a la primera que Olympiakos añadió tiros exteriores y el Madrid los restó, en un abrir y cerrar de ojos 51-58, -7 para los griegos y obligatoria llamada de Mateo a sus chicos.
La duda residía en cómo conseguiría el Madrid cosechar puntos interiores para compensar los errores en lanzamientos, incluso en los escasos libres de que disponía el equipo. Destacando el carácter de Hezonja y Feliz, más la buena prestación defensiva de Fernando, permitía a duras penas seguir en la pomada al Madrid, porque cada error penalizaba el esfuerzo del equipo. El final del tercer acto, 65-68, era incluso un mal menor dado cómo comenzaron las operaciones y más de la mano de la segunda unidad.
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Y de nuevo comenzó mal la cosa en el último cuarto, con tres triples griegos en fila, rachas de Papanicolau o de Milutinov y cuatro pérdidas seguidas madridistas colocaban el marcador en 65-77, superando la decena la ventaja griega y el Madrid "cao".
El vendaval de los de El Pireo empezaba a ser demoledor en todas las facetas del juego ante un Madrid sufriente que no rentabilizaba siquiera sus buenas, pero escasas, acciones defensivas.
Del desastre anunciado a la épica…Con 69-82 y posesión fue Bartzokas, no obstante, el que solicitaba tiempo muerto en unas circunstancias de juego tremendamente favorables, con el asunto casi liquidado. Hasta que, transitando por el ecuador del cuarto, el punto que una aparente relajación de los griegos permitió un acercamiento blanco, incluido un robo en presión sobre saque que acercó el resultado a 75-82, con un fallo triple de Llull posterior pero asegurando el rebote defensivo y otro triple de Facu, shora sí, para poner la diferencia en 4….
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Y entonces sucedió.
La quinta de Tavares, en ataque, fue tan discutible que sitúa la cuestión en el filo de lo intolerable. Y un inexplicable error en contraataque del Aeroplano de Mahón no consintió en apretar los guarismos aún más. Para cerrar el guion, Vezenkov embocando un triple forzadísimo ante una defensa brillante de Abalde: 78-85. Una pérdida más de Fernando. Dos minutos por delante, dos minutos para el milagro improbable.
El esfuerzo madridista fue sobrecogedor, con una inusual y espectacular fiereza defensiva. Buenas acciones colocaban el 82-85 y tuvo Campazzo un triple para igualar. Después, la enésima revisión arbitral por una clarísima acción, por una vez cambiaron su decisión y el Madrid dispuso de la última acción, con tres por debajo y 16 segundos por jugar. La evidente falta con dos tiros le tocó a Facu, Embocó ambos, luego Fournier falla uno de los suyos (10/13 hoy en libres, solamente para el galo), Abalde asumió el triple ganador y un error de dos centímetros estrelló el balón sobre el aro griego. Fin.
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Indudablemente, la decepción madridista es grande y además ha de serlo. Jugaban contra el mejor equipo europeo del momento, de toda la temporada. Lo dieron todo sobre el parquet de Goya y la parroquia volvió a sus casas con tristeza, pero con el orgullo intacto. Ahora tocará pelear por la ACB, la competición doméstica no sería un mal botín, visto lo visto.
Es importante guardar en la mente y en el corazón lo que hicieron hoy, en un contexto muy complejo. Olympiakos, en Grecia y en play-off es casi inexpugnable y tampoco en Madrid iba a ser fácil. Dificultades sobrevenidas, con las ausencias de Ibaka y Deck, o los problemas de faltas hoy, al final han penalizado el resultado, pero el espíritu colectivo muestra el camino.
El Confidencial