Cuando todo se ve
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El videoarbitraje (VAR) mejora las decisiones en el fútbol. No contenta a todos y, a veces, a nadie, pero ayuda a que el juego sea más justo. Es posible que sea necesario reformular las atribuciones, pero lo que también resulta cuestionable es que sean los propios árbitros que dirigen los partidos los que al final juzguen a sus compañeros desde la mesa de VAR. Ninguna sospecha, pero la naturaleza humana es lo que es. Resulta difícil que en un encuentro alguien desautorice a un colegiado y luego le toque juzgarlo a él. Hasta resulta comprensible que no quieran hacerse daño, pero resultaría más imparcial que hubiera un bloque de exárbitros profesionales, que acabaran siendo especialistas en VAR, sin tener nada que ver con los que pitan.
Cuando todo se ve parece mejor la distancia que la proximidad. Antes todo recaía en la decisión de un colegiado (apoyado por los jueces de línea que estaban a sus órdenes) y la moviola de los lunes señalaba si existía error o acierto. Y aún así existían discusiones. Ahora todo es inmediato. La vida es on line y el fútbol, también. Y todo se ve. No hay casi nada que no alcance al ojo de todo el mundo segundos después de que se produzca.
El colegiado Soto Grado revisa una acción en el VAR durante el derbi madrileño, hace unas semanas
Angel Martinez / GettyHay quien desconfía de todo. Desde que el frame (fotograma) se haya tomado milésimas de segundo antes o después de golpear al balón, hasta si las líneas se han puesto con la máxima tecnología o se han tirado a mano. ¿Hay que limitar el VAR o hay que abrirlo más? Debe estar para lo decisivo, para lo que puede cambiar un resultado, para injusticias manifiestas, no para cada una de las acciones que se producen en los encuentros. Eso sí mataría el fútbol. Debe estar para lo gordo y los profesionales que juzguen las acciones es mejor que no tengan que ser juzgados después por los mismos colegiados.
El VAR llegó para que no hubieran injusticias brutales, como clasificar a una selección para el Mundial gracias a un gol con la mano. La tecnología permite, con el ojo de halcón, saber perfectamente si la pelota ha superado la línea de gol o no y hay aún muchas decisiones, en cambio, que son de interpretación, pero el VAR permite unos segundos más para tomar la decisión con la ayuda de más ojos.
Lee tambiénTambién se equivocan. También es humano. Pero el fútbol mejora cuando todo se ve. Hay clubs que prefieren las épocas pretéritas en las que un solo árbitro decidía, pero eso hoy resulta anacrónico. El VAR también debe participar de los ciclos de mejora continua, en atribuciones y en los profesionales que deben manejarlo. Había quien decía que los árbitros tendrían menos presión con el videoarbitraje. Es posible, pero tienen muchos más comunicados absurdos.
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