Javier Aranda Luna: Octavio Paz: un sol más vivo

Octavio Paz: un sol más vivo
Javier Aranda Luna
L
os años 80 fueron, en muchos sentidos, de rupturas, despegues y derrumbes: del amor libre de los setentas pasamos al aislamiento histérico por el sida, la tierra se resquebrajó con un terremoto de magnitud 8.1 que hizo de la Ciudad de México una zona de desastre y un hervidero de solidaridad, se nacionalizó la banca y un texto publicado en la revista Vuelta inició un nuevo cisma en la literatura: la ruptura definitiva entre dos grandes escritores que habían sido amigos: Octavio Paz y Carlos Fuentes. Pero esa no fue la última y más significativa ruptura del poeta. En esa década el autor laureado con el Nobel dejó de escribir versos. En 1987 publicó su último libro de poesía, tenía 73 años, 11 antes de su muerte y el libro se convirtió en un bellísimo epitafio.
Fue una década en que el muro de Berlín caía a pedazos en transmisiones en vivo, de la proliferación de las computadoras personales que cada día ganaban más escritorios y sacudían los usos y costumbres de las artríticas burocracias, de las provocaciones de Madonna que trastocaban, entre escándalos, los escenarios y la moda y en los que Michael Jackson lanzó Thriller, su disco más icónico, donde hizo coincidir lo monstruoso y lo humano. Los años 80 también nos dieron la autonomía melómana con los walkman que nos dejaron llevar, a todas partes, la banda sonora de nuestras vidas y anticiparon el futuro nómada y de bolsillo de Scribd, Netflix y Spotify.
Alguna vez Octavio Paz dijo que los árboles eran la imagen de la persistencia de la vida frente a la inclemencia… frente a la ferocidad de los elementos: la lluvia, el frío, el fuego. Los humanos, los leones, las aves huimos ante la adversidad y, a veces para defendernos, atacamos. Los árboles, en cambio, sin moverse, decía el poeta, se defienden. A veces sobreviven. Árbol adentro, ultimo libro de poemas de Octavio Paz, es uno de esos árboles sobrevivientes. Es una lección de la persistencia de la vida hecha memoria, palabras. Sus temas fueron el tiempo, la pintura, los amigos, la ciudad y el amor que siempre empieza en el cuerpo y no sabemos dónde termina.
Árbol adentro es el libro de un poeta que sabe que quizá sea su último libro de versos y en él quiere dar cuenta de cómo pasan los años y regresan los momentos. En él también incluye un epitafio donde da cuenta de su pueblo, Mixcoac, que Nuestra Señora, la Tolvanera Madre se lo comió. Su casa, nos dice, fueron sus palabras, su tumba, el aire. Sabía que los poemas sólo existen por la complicidad creadora del lector. Por eso la poesía para él era revolucionaria por naturaleza y un método de liberación interior que revela un mundo, crea otro y sólo en el presente existe.
Árbol adentro es el libro final de un poeta que practicó con maestría todos los metros literarios a lo largo de su obra con desplantes maravillosos como Piedra de Sol
, poema compuesto por 584 endecasílabos perfectos que equivalen a los días en los que Venus completa su ciclo sinódico. No debe sorprendernos ese dato: una de las constantes de su poesía fueron el amor y el erotismo, los atributos de la antigua diosa Venus.
Árbol adentro, libro de un poeta viejo cuyo cuerpo ha ido venciendo el tiempo, no fue ajeno al impulso amoroso. Carta de creencia
, uno de los poemas que incluye, es una declaración de principios en la recta final del viaje. Una declaración sobre la importancia del amor: el deseo lo inventa, nos dice, lo avivan los ayunos, los celos lo espolean, la costumbre lo mata. Amar, dice, es dos / siempre dos, / abrazo y pelea, / dos es querer ser uno mismo / y ser el otro, la otra; / dos no reposa, / no está completo nunca... / Amar es tener ojos en las yemas / palpar el nudo en que se anuda / quietud y movimiento
. Sólo el sentimiento amoroso nos hace llamar eterno a lo que es temporal: Te quiero / porque yo soy mortal / y tú lo eres
. Como quien oye llover
es otro gran poema de amor incluido en este libro y uno de los más bellos de nuestro idioma.
Después de conocer y valerse de todos los metros del español Árbol adentro es el libro de un gran poeta que los rompe y los adecúa al rumor de la sangre. Ese árbol cuyas raíces son venas, nervios sus ramas, lo enciende la mirada de su amada; le permite amanecer en la noche del cuerpo. La última ruptura del poeta fue su último libro de poemas y el portal de su regreso al joven poeta cuya vida comenzó en un jardín donde la poesía es a veces el vértigo de los cuerpos, y el vértigo de la dicha, y el vértigo de la muerte, el paseo con los ojos cerrados al borde del despeñadero...
A diferencia de otros escritores que ganaron el Premio Nobel y permanecen en el olvido, a 25 años de haberlo recibido su palabra sigue siendo la zarza ardiente que continúa trepidando entre lo análogo y lo digital.
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