Peces que conducen coches y chimpancés que hacen sumas: ¿para qué enseñamos a los animales habilidades 'irrelevantes'?

¿Sabía que los peces dorados pueden aprender a conducir coches? ¿Y que los abejorros pueden aprender a tirar de una cuerda? ¿Creería que algunos primates son capaces de realizar cálculos con números arábigos?
Estas tareas parecen completamente irrelevantes para estos animales en su entorno natural. Entonces, ¿por qué les interesan a los investigadores?
Como estudioso de la inteligencia de los insectos, gran parte de mi propia investigación ha sido calificada de «ecológicamente irrelevante».
Sin embargo, como he argumentado en la publicación 'Trends in Cognitive Sciences', hay muchas razones para estudiar este tipo de inteligencia animal.
El estudio de la inteligencia animal a menudo busca comprender mejor su ecología. Sin embargo, también hay muchas investigaciones que pretenden ampliar los límites de la cognición animal más allá de lo que cabría esperar en su vida cotidiana.
La investigación «ecológicamente irrelevante» puede ayudarnos a comprender los límites de la inteligencia animal y a desarrollar tecnología biológicamente inspirada (bioinspirada). También puede ayudarnos a explorar las respuestas conductuales al cambio medioambiental y a avanzar en nuestra comprensión de la evolución de la inteligencia.
Comprender cómo responden los animales a tareas irrelevantes desde el punto de vista ecológico arroja luz sobre cómo ha evolucionado nuestra propia inteligencia. A menudo utilizamos comparaciones entre personas y primates no humanos para comprender si una capacidad cognitiva ha evolucionado en los humanos modernos o si observamos habilidades similares en otros primates y animales.
Por ejemplo, niños de tan solo 24 meses pueden encontrar un objeto escondido en una habitación cuando se les señala su ubicación en una fotografía. Esta capacidad se conoce como intuición representacional (representational insight, en inglés).
Algunos chimpancés también pueden superar esta prueba. ¿Significan estos resultados que un chimpancé tiene el mismo nivel de inteligencia que un niño de dos años?
Además, esta prueba puede permitirnos estimar cuándo evolucionó dicha intuición. Puede que fuera antes de que los humanos y los chimpancés se separaran en diferentes linajes.
Las soluciones bioinspiradas a los problemas informáticos modernos utilizan tecnología basada en la biología. Algunas de estas tecnologías pueden hacer frente a la incertidumbre utilizando cálculos similares a los del cerebro para procesar y resolver problemas del mundo real. Muchos animales se consideran modelos para las tecnologías bioinspiradas por su visión, comportamiento y movimiento.
Por ejemplo, se ha estudiado la mecánica de vuelo de las libélulas para construir microvehículos aéreos. Dado que la tecnología bioinspirada se utilizará sin duda en situaciones antinaturales, es útil saber cómo responderían los animales en esos mismos escenarios para diseñar herramientas más precisas.
Por otro lado, comparar el comportamiento y la inteligencia de diferentes especies puede suponer un gran reto para los científicos. Para poder realizar comparaciones precisas, necesitamos una tarea de igual dificultad para ambas especies.
Si utilizamos una tarea que los animales realizan habitualmente en su entorno natural, corremos el riesgo de que unos tengan ventaja por realizarla con más frecuencia. Sin embargo, si usamos una tarea que probablemente ninguna de las especies tenga que realizar nunca, podemos «igualar el terreno de juego» para hacer una comparación precisa.
Los animales a menudo deben adaptarse a situaciones nuevas y desconocidas. Los cambios ambientales, como la urbanización, el cambio climático, la pérdida de hábitats y la introducción de especies invasoras, hacen que se enfrenten a nuevos retos que antes podían ser irrelevantes desde el punto de vista ecológico.
Por ejemplo, un rompecabezas puede parecer irrelevante para muchos animales. Sin embargo, las cacatúas de Australia han aprendido a abrir los cubos de basura para buscar comida. Se han adaptado para resolver nuevos rompecabezas a medida que los humanos han intentado hacer que los cubos sean más difíciles de abrir.
Esta «carrera armamentística de la innovación» entre los humanos y las cacatúas muestra cómo una tarea inicialmente irrelevante desde el punto de vista ecológico puede llegar a ser importante para un animal.
Una pregunta importante es si hemos sido capaces de crear una tarea verdaderamente irrelevante desde el punto de vista ecológico.
Por ejemplo, se ha entrenado a las abejas para que reconozcan imágenes de rostros humanos. Esta tarea puede parecer ecológicamente inútil para una abeja.
Sin embargo, para este insecto, una imagen de un rostro humano puede representar en realidad una flor desconocida pero gratificante, sobre todo cuando la opción correcta se acompaña de una recompensa de agua azucarada, que imita el néctar de una flor. ¿Es esta tarea relevante o irrelevante para una abeja? La respuesta es: depende.
Muchos experimentos ofrecen recompensas alimenticias. Por lo tanto, los animales pueden interpretar estos experimentos como una tarea de búsqueda de comida, lo que hace que incluso las tareas más complejas y arbitrarias durante las pruebas de inteligencia sigan siendo en cierta medida ecológicamente relevantes. Otras recompensas para los animales que participan en experimentos son el refugio, las interacciones sociales y el juego.
Aunque la tarea en sí misma pueda parecer irrelevante desde el punto de vista ecológico, la recompensa puede ser muy relevante para los animales que buscan alimento, oportunidades de apareamiento, seguridad o diversión. Esto nos lleva a preguntarnos si alguna de las tareas que les asignamos llegan a carecer por completo de importancia ecológica.
Este artículo ha sido publicado previamente en 'The Conversation'.
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