Redes sociales: Eres lo que publicas

Las redes sociales han modificado drásticamente la forma en que nos comunicamos en nuestras relaciones interpersonales, pero también en el ámbito público, ya que han cambiado la forma en que los ciudadanos obtienen información, participan en debates y se involucran en la toma de las decisiones públicas y los procesos electorales.
Hoy en día, las personas dialogan más sobre los asuntos públicos en las plataformas digitales y tienen acceso a información de forma más inmediata. También los políticos o los servidores públicos pueden mantener una cercanía con la ciudadanía a través de publicaciones, transmisiones en vivo o intercambios de comunicación digitales en los que comparten propuestas, responden preguntas e incluso obtienen opiniones de la ciudadanía de manera directa.
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También hay otros efectos de esta nueva forma de comunicación, como las noticias falsas y la desinformación, así como la rápida viralización de contenido no comprobable. Otro problema que ha adquirido dimensiones importantes es el uso de algoritmos que refuerzan opiniones, creencias y reducen la pluralidad natural de la sociedad, generando polarización y fragmentación social, lo que también afecta la estabilidad democrática.
De acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de Cultura Cívica (ENCUCI) 2020, del INE e Inegi, sólo 41.8 por ciento de las y los jóvenes de 15 a 17 años y 42.6 por ciento de las y los jóvenes de 18 y 19 años tienen interés en los asuntos del país; porcentaje que aumenta en los grupos de mayor edad: 58.5 por ciento entre la ciudadanía de 30 a 59 años y 63.3 por ciento entre aquella de 60 años y más (INE-INEGI, 2020).
Además de las personas interesadas en los asuntos públicos, el 73 por ciento se informa de los temas por la televisión y, en segundo lugar, por medio de las redes sociales (Facebook, X −antes Twitter− o YouTube), siendo las personas jóvenes de 15 a 29 años las que más utilizan estos medios digitales para informarse.
Estos datos evidencian la necesidad de educarnos en el ámbito digital y formar una ciudadanía consciente sobre el uso de las redes sociales para poder aprovechar estas herramientas de la mejor manera posible, pero con el conocimiento de los riesgos que implica el uso inadecuado de las mismas.
Por esa razón, en fechas recientes, representantes de diversas instituciones nos dimos a la tarea de contribuir con dicho objetivo a través de una charla con personas jóvenes de diversos centros educativos de nivel bachillerato y universitario, en la cual más de 500 estudiantes escucharon y participaron en un debate acerca de los riesgos y la forma en que podemos manejar de manera segura las redes sociales.
Durante la charla se señaló que las redes sociales no son privadas, no son confiables, no son seguras y no son gratuitas; el costo oculto que pagamos por ellas es nuestra privacidad, mediante el uso de datos personales, actividades tales como la ubicación en la que nos encontramos, los datos de familiares y amistades, incluso respecto al patrimonio o pertenencias que tenemos.
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Ello implica riesgos a la seguridad, a nuestra reputación, pero también a la integridad, sobre todo en sociedades altamente polarizadas por el efecto de los sesgos generados por las propias plataformas, que muchas veces llegan a convertirse en discursos de odio. Sin embargo, también existen los riesgos colectivos, como la distorsión de la información que incide en las decisiones que tomamos respecto a los asuntos públicos.
Ante esta realidad, es indispensable un uso responsable de dichas herramientas, a través de acciones tan sencillas como verificar la información en los sitios oficiales de las instituciones públicas antes de compartirla o distribuirla; evitar utilizar estos medios para agredir, discriminar o hacer comentarios insensibles sobre situaciones delicadas bajo la sombra del anonimato; compartir contenido adecuado que implique mostrar tus habilidades, logros, pasiones, proyectos, causas, momentos especiales.
En pocas palabras, aprendamos a compartir y publicar lo que amamos y que pueda ser útil para otras personas, para construir una mejor sociedad, porque lo que compartimos es el reflejo de lo que somos.
Vanguardia