Pensar al borde

Los once discursos reunidos en el nuevo libro de César Aira forman un conjunto tan disparejo como inconfundible. Textos escritos para premios, congresos, presentaciones o encuentros literarios que, lejos de cumplir apenas con un ritual social, se transforman en pequeñas formas de pensamiento narrativo. No son ensayos académicos ni conferencias ilustradas: son tentativas, desvíos, juegos serios que rozan una intuición sin llegar nunca a afirmarla del todo.
Los temas son tan diversos como sus tonos: la figura del escritor, la infancia, la traducción, la lectura, el estilo, la ciudad, el juicio materno, el lector extranjero, el exotismo. Pero en todos ellos hay una misma pulsión: ensayar sin solemnidad, escribir como quien piensa al ritmo de la respiración. Aira no busca imponer una idea, sino seguir su movimiento. Lo hace desde la anécdota, el recuerdo, la miniatura o el ejemplo, sin aparato crítico ni voluntad pedagógica.
En “Una educación defectuosa”, el ajedrez y la infancia le sirven para pensar el tiempo como enigma narrativo. En “Norah Lange”, “La juventud de Rubén Darío” (el gesto biográfico no busca el mito, sino una forma errática de comprensión; cada desvío funda un estilo que piensa, incluso cuando parece distraerse) o “Amalia”, recorre vidas ajenas como espejos de una lectura dislocada. En “Mamá”, la voz materna se vuelve una meditación sobre la crítica. “El juego de las desapariciones” fantasea con borrar Buenos Aires para poder pensarla. Y en “Nuestra semilla tropical”, el ensayo se expande: representación, exotismo, el lector como extranjero, el escritor como mito. En “Sobre el realismo”, Aira desarma la categoría sin definirla, como si ensayar fuera una forma de ficcionalizar el pensamiento.
Esa amplitud no busca brillar por erudición. Aira piensa en fuga: desliza ideas, modula tonos, avanza con frases inesperadas. A veces bordea tanto su objeto que uno tiene la impresión de que la lucidez es más un efecto estético que conceptual. Pero es precisamente ahí donde se cifra su forma: no se trata de definir, sino de sostener el pensamiento como deriva.
En “La escritura manuscrita”, Aira convierte la extinción de la caligrafía en un síntoma cultural, pero sin nostalgia. “Las tres novelas” yuxtapone a Sarmiento, Gálvez y Viñas como figuras que narran –sin quererlo– una historia torcida del país. En “La innovación”, el concepto se vuelve una parodia del presente que rebota en el pasado.
Estos discursos no son proclamas ni iluminaciones. Tampoco programas. Son otra cosa: literatura que piensa sin afirmarse, sin conclusiones ni tesis, pero con una forma propia. Aira convierte la conferencia en un espacio literario más, y escribe como quien traza un rodeo necesario para no caer en la retórica del experto. Y aunque la inteligencia que los anima bordea siempre el juego, la ironía o el desplazamiento, sigue siendo una de las más singulares –y persistentes– de nuestra literatura.
Actos de presencia.
Disertaciones (1989-2021)
Autor: César Aira
Género: ensayo
Otras obras del autor: Fragmentos de un diario en los Alpes; El Tilo; La guerra de los gimnasios; Yo era una chica moderna; La liebre; Moreira; En El Pensamiento
Editorial: Random House, $ 24 mil
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