Lupita D’Alessio, la Leona que rugió en el Zócalo

La noche del 10 de mayo el Zócalo de la CDMX vibró con la voz inconfundible de Lupita D’Alessio, la Leona Dormida, en un concierto gratuito que reunió a más de 100 mil personas para celebrar el Día de las Madres.
Este evento, parte de su gira de despedida Gracias Tour, no solo fue un regalo para sus seguidores, sino un testimonio de la huella imborrable que ha dejado en la música latina tras 52 años de carrera. Sin embargo, detrás del brillo del escenario, la fama de Lupita ha tenido un costo que resuena en su historia.
El concierto, descrito como inolvidable por medios y asistentes, fue un recorrido emocional por clásicos como Mudanzas, Mentiras, Leona Dormida y Que Ganas de No Verte Nunca Más. Acompañada por 12 músicos y con Ernesto D’Alessio como invitado especial, Lupita demostró por qué es considerada la mejor intérprete de América Latina.
A pesar de las críticas iniciales sobre una explanada con sillas vacías, la multitud llenó el espacio, coreando cada nota bajo la luz de la luna. La jefa de gobierno, Clara Brugada, destacó el aforo masivo, mientras las redes sociales se dividieron: algunos celebraron la grandeza de Lupita, otros cuestionaron el gasto en el evento, sugiriendo que recursos como el audio y la iluminación pudieron destinarse a necesidades urgentes, como medicinas.
La fama de Lupita D’Alessio no se mide solo en aplausos. Su trayectoria está marcada por el sacrificio personal: desde sus inicios en 1971 en el Festival Internacional de la Canción Popular, hasta su consagración en la OTI de 1978, ha enfrentado el peso de la exposición pública. Recientemente, su salud ha preocupado, ya que canceló un concierto en Ecatepec por problemas médicos, y su hijo Jorge reveló que su recuperación tras una hospitalización fue un desafío.
En el pasado, Ernesto D’Alessio habló del deseo de su madre de cerrar su carrera en un lugar como el Zócalo, no por vanidad, sino para que el espectáculo fuera para quienes no pudieran pagar un boleto y en el 2023 le negaron esta posibilidad que por fin se hizo realidad.
La D’Alessio también ha sido franca sobre su vida personal. Ha confesado en entrevistas haber probado de todo, incluso encuentros con mujeres, situaciones por las que enfrentó rumores y juicios. Su retiro, motivado por el deseo de no ofrecer shows de menor calidad, refleja una lucha interna por preservar su legado. Como dijo Ernesto, Lupita quiere que sus fans la recuerden cantando con la pasión que la caracteriza.
El concierto del Zócalo fue más que un espectáculo; fue el epílogo de una carrera que ha pagado el precio de la fama con altibajos, pero que sigue rugiendo. Lupita D’Alessio no solo cantó para México, sino que le dio voz a generaciones que encontraron en sus canciones un eco de sus propias luchas. La Leona Dormida, al despedirse, nos recuerda que la grandeza no está exenta de cicatrices, pero siempre brilla más fuerte.
FACEBOOK y YOUTUBE Ana María Alvarado
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