Gertz apunta a Estados Unidos por no responder a la solicitud de extradición a México del Mayo Zambada
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No se llega a ser el capo más viejo del Cártel de Sinaloa sin aprender un par de trucos. La carta que Ismael El Mayo Zambada envió el 20 de febrero al consulado mexicano en Nueva York, en la que reciclaba los argumentos de soberanía y no injerencia de la presidenta, Claudia Sheinbaum, para respaldar su caso y pedir una repatriación a México, sigue resonando en la relación bilateral entre ambos países, en pleno pulso entre Sheinbaum y su homólogo estadounidense, Donald Trump, que quiere recrudecer la guerra contra los cárteles. El fiscal general mexicano, Alejandro Gertz Manero, se ha quitado culpas de encima en la polémica este martes en la Mañanera. Gertz ha señalado que el Ministerio Público presentó la solicitud de extradición “de inmediato” tras el arresto en Nuevo México del Mayo el 25 del pasado julio, que ha insistido en cuatro ocasiones y que Washington, pese a haber recibido la petición, no ha respondido. El balón está en su tejado, parece desquitarse el fiscal.
Con El Mayo, México se mueve en terreno pantanoso. El viejo narco acusó en una primera carta desde la cárcel en agosto que fue secuestrado en Sinaloa por Joaquín Guzmán López, su ahijado e hijo de su antiguo socio, Joaquín El Chapo Guzmán Loera; que después fue metido en un avión que lo dejó en suelo estadounidense, donde detuvieron sin pegar un solo tiro al capo más buscado desde hace décadas. Para Zambada, eso constituye una violación a la soberanía mexicana, en un momento en que el concepto está en boca de todos. La propia Sheinbaum reconoció que tenía un punto de razón. “Nadie está defendiendo al personaje, sino al hecho”, matizó. Un día antes de que Zambada enviara su segunda carta, Trump designó a seis carteles mexicanos, entre ellos el de Sinaloa, como organizaciones terroristas. Al magnate republicano no le importaría incursionar al sur de la frontera para cazar narcos, lo que obliga a Sheinbaum a esgrimir el respeto a la soberanía casi a diario para frenar las ansias de su homólogo. Con Zambada, el equilibrio es más difícil.
Trump amenaza a diario con la imposición de aranceles si México no refuerza su lucha contra el crimen organizado y, en concreto, contra el fentanilo. Sheinbaum responde con arrestos de alto nivel en Sinaloa, epicentro de producción del opioide. Y en el caso del Mayo se debate entre intervenir o ser cautelosa y no agitar demasiado unas aguas ya revueltas. Este martes ha dejado la palabra a Gertz, quien también ha navegado entre dos aguas: exigir una respuesta de Estados Unidos mientras ensalzaba la necesidad de colaboración de ambos países ante un “enemigo común”. “ Nosotros creemos que demostramos que podemos trabajar juntos con transparencia y con honorabilidad, que es lo que se está haciendo en México. En lugar de estar descalificándonos entre nosotros, debemos de estar ayudándonos”, ha reiterado el fiscal.
El Mayo no quiere morir en Estados Unidos. Aunque a su proceso judicial todavía le quedan años, sabe que una de las posibilidades a las que se enfrenta es la pena capital, acusado de traficar fentanilo, la droga que Washington ha puesto en la diana ante la crisis de salud pública que ha causado en el país. Y Zambada amenaza con hacer todo lo que pueda para impedirlo. En su carta, planteaba que su repatriación a México era necesaria “a fin de que el presente asunto no resulte en un colapso en la relación bilateral”, para impedir que otros ciudadanos mexicanos, “incluso políticos o funcionarios del Gobierno”, corran su misma suerte. “Esto constituirá un precedente peligroso que permitiría que en cualquier momento cualquier Gobierno extranjero pudiera, de manera impune, violentar nuestro territorio y soberanía”.
Hay quien ha visto en las palabras de Zambada una amenaza: tirar de la manta y revelar las sospechas acumuladas con los años de una relación cercana entre el Cártel de Sinaloa y los sucesivos Gobiernos mexicanos. El abogado del Mayo lo niega, pero la advertencia subyace entre líneas. Más allá, Gertz ha recordado que contra el capo hay tres órdenes de aprehensión vigentes en México, y que ser juzgado en su país no lo exime de sentarse ante un tribunal también en Estados Unidos. “Cualquier delincuente que tiene órdenes de aprehensión y procesos en los dos países tiene que acatar los procedimientos y las sanciones de los dos países. Puede regresar a México, se puede procesar en México la orden de aprehensión, y puede regresar a los Estados Unidos y allá aplicarle las leyes que ellos consideren y que estén dentro de los márgenes de derechos humanos (...) Es obligación del Gobierno de la República iniciar el procedimiento de extradición y es obligación del Gobierno [de Estados Unidos] darnos respuesta lo más pronto posible a ello”.
La Fiscalía mexicana, además, inició “procedimientos” sobre el delito de secuestro y “transporte ilegal de una persona en contra de su voluntad”, ha dicho Gertz, en referencia al rapto del Mayo y su traslado a Nuevo México. Aun así, la voluntad de Zambada tiene pocas posibilidades de cumplirse: es altamente improbable que Trump deje ir al capo, trofeo de caza mayor. Mientras, Gertz ha reincidido en la necesidad de cooperar: “México y Estados Unidos tenemos un enemigo común, tenemos que tener una estrategia también común, siempre y cuando eso no se convierta en una amenaza a nuestra soberanía y a nuestra dignidad, eso lo ha dicho la presidenta una y otra vez con toda razón, y lo vamos a seguir sosteniendo. La inteligencia y la información es parte de la necesidad de investigación; la intervención es inaceptable”.
EL PAÍS