Esta es la solución casera para dejar las toallas suaves y como nuevas
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No hay nada peor que salir de la ducha y encontrarse con una toalla áspera, que lejos de envolver con suavidad, parece una lija sobre la piel. Es que las toallas no solo cumplen la función de secar el cuerpo después del baño, sino que también forman parte de una experiencia de confort. Con el paso del tiempo, muchas pierden su textura inicial y se vuelven rígidas, pero, por suerte, no es un destino inevitable.
El endurecimiento de las toallas no es casualidad. Uno de los factores principales es la acumulación de residuos de detergente y suavizante, que se adhieren a las fibras y les restan esponjosidad. Además, los minerales presentes en el agua dura pueden endurecer el tejido con el tiempo. A esto se suma el secado inadecuado, ya sea por un exceso de calor en la secadora o por dejarlas demasiado tiempo expuestas al sol, lo que puede rigidizar las fibras.
Esto puede causar la pérdida de su capacidad de absorción, ya que las fibras obstruidas con residuos no retienen la humedad de manera eficiente. Asimismo, pueden desarrollar malos olores, ya que los residuos atrapados favorecen la proliferación de bacterias y hongos.
Y el problema va más allá de la textura. Además de que las toallas ásperas resultan desagradables al tacto, pueden irritar la piel en personas con piel sensible o en niños, de acuerdo con el centro dermatológico ZO Skin Center.
Por el contrario, mantener las toallas mullidas y esponjosas aporta una sensación placentera y mejora su funcionalidad. Las fibras limpias y flexibles absorben más agua y facilitan el secado. Además, una toalla suave tiene una mayor durabilidad, ya que el endurecimiento excesivo puede acelerar su desgaste.
La buena noticia es que restaurar la suavidad original de las toallas no requiere ingredientes complicados ni trucos elaborados. No hace falta usar bicarbonato ni limón. El ingrediente estrella es el vinagre blanco. Su acidez natural disuelve los residuos de detergente, elimina los minerales acumulados en las fibras y ayuda a restaurar la esponjosidad sin dañarlas.
Aplicar este método es muy sencillo, según el medio especializado The Spruce:
Este método es seguro para todo tipo de toallas, sin importar su color o material. Sin embargo, es recomendable revisar la etiqueta de cuidados de cada toalla para confirmar que soporta el lavado a 30-40 grados. Además, se sugiere lavar solo toallas en este proceso, sin mezclarlas con otras prendas, para evitar que se adhieran residuos de otros tejidos.
Entre otros problemas comunes de las toallas, el mal olor suele ser consecuencia de la acumulación de humedad o de residuos de productos de limpieza que no fueron correctamente enjuagados. Para evitarlo, es fundamental asegurarse de que se sequen por completo antes de guardarlas. Por otra parte, las manchas amarillentas o de moho aparecen cuando las toallas permanecen húmedas durante demasiado tiempo, ya sea en el lavarropa, colgadas en un lugar sin ventilación o guardadas antes de secarse completamente. Para prevenirlas, es clave secarlas bien y almacenarlas en un lugar fresco y seco.
A su vez, al momento de limpiar las toallas, el sitio especializado Martha Stewart sugiere:
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