¿Es Buenos Aires más grande que París?
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La ventaja de tener Google Maps al alcance de los dedos, ya sea en la PC o en el teléfono móvil y a varios sitios dedicados a la comparación de casi cualquier cosa, abundan las “competencias” para ver si una ciudad es más bella, limpia, segura o extensa que otra.
Así, por ejemplo, el sitio Buenos Aires Local Tours superpone mapas tomados de Google para comparar a la capital argentina con otras ciudades del mundo en cuanto a su superficie.
En el caso de Londres destaca que la Plaza de Mayo está aproximadamente donde está el Puente de Londres, lo que coloca a la Plaza Dorrego cerca de Waterloo, a Caminito en Peckham y a la Plaza Italia al otro lado del Regents Park en Primrose Hill. De todas formas, Londres es una ciudad mucho más extensa que Buenos Aires, con unos 1.500 km2.
Nueva York o Los Angeles también son más grandes que Buenos Aires, siempre sin incluir sus interminables alrededores. Son 783 km2 en el caso de Nueva York y 1.299 en Los Angeles. La comparación con París puede resultar sorprendente.
Comparación del mapa de la Ciudad de Buenos Aires con París. Foto: Buenos Aires local Tours).
En otros tiempos, París era un lugar sucio, lleno de enfermedades. Entonces, Georges-Eugène Haussmann recibió el encargo de Napoleón III de cambiar las cosas. “París es un inmenso taller de putrefacción, donde la pobreza, la peste y las enfermedades trabajan juntas”, dice Victor Considerant en Destino social (1837).
Aunque cueste creerlo, tal como dice el sitio Tomorrow City, “Haussmann no era urbanista, ni arquitecto, ni contaba con formación específica en diseño urbano. De hecho, estudió derecho. Pero Haussmann era, principalmente, barón al servicio del emperador, con cuyo favor contaba.
Cuando Napoleón III encargó a Haussmann la reforma de París, este optó por grandes avenidas en las que no era viable atrincherarse ni presentar batalla a la autoridad, las flanqueó con viviendas repletas de clase media y envió a los trabajadores a barrios periféricos. Los ricos, antes relegados a los faubourgs, volvieron al centro, ahora sí, higiénico.
A nivel estético, París destaca ahora por su uniformidad, aunque antes de Haussmann su centro era principalmente medieval. Haussmann fue uno de los precursores de las ordenanzas sobre el aspecto de las fachadas. Adoraba el orden (incluido el social) y la monumentalidad.
El modelo parisino de fines del siglo XIX puede verse en la ancha traza de Diagonal Norte. Foto: Jorge Sánchez.
Es por eso que muchas de las fachadas actuales de la ciudad resultan idénticas. Con sus reformas, Haussmann pretendía regular el buen uso del espacio mediante normativas. Desde el punto de vista del espacio público, las reformas consistieron en la demolición de buena parte de los edificios de la antigua París para construir grandes avenidas orientadas a la velocidad y la “libre circulación”.
“Como barón, Haussmann no soportaba la mezcla de clases. Lo hacía siempre y cuando los pobres no molestasen y realizasen sus funciones con diligencia y en silencio. En el París de Haussmann, los muy pobres quedaban apartados a las afueras y los no tan pobres a las buhardillas sin ascensor”, agrega el sitio.
Un análisis simple señala que Haussmann cambió el cólera por la contaminación ambiental generalizada. La entrada de las avenidas coincidió (o impulsó) un cambio hacia la movilidad contaminante.
En la actualidad, París sigue tratando de revertir buena parte de las acciones iniciadas por Haussmann, dando prioridad al peatón y retirando poderes al vehículo privado, impulsando una movilidad lenta y una ciudad de proximidad. La ciudad de los 15 minutos es eminentemente parisina.
En cuanto a superficie, siempre sin considerar los alrededores, París tiene 105 km2, casi la mitad que la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (es decir, la ciudad encorsetada por la General Paz y el Río de la Plata).
Clarin